En mis anteriores Cartas al Director a Cartas del Lector, exponía
una serie de abusos cometidos por multinacionales diversas en el desempeño de
su actividad, a los que los ciudadanos siempre nos vemos sometidos por el poder
que aquellas tienen y las limitaciones de todo tipo que los gobiernos de turno nos
imponen.
Pues bien, en mi afán de no rendirme ante estos atropellos
que al igual que yo sufren miles de personas en todo el país, y a todas horas,
he querido ser de alguna forma su humilde portavoz y su activo defensor y así
he llevado a los tribunales de justicia un nuevo atropello.
El hecho se remonta a 2011. Una conocidísima multinacional
de distribución de prensa y revistas, que en España tiene la exclusiva de las
revistas de mayor tirada nacional, procedió en su día a cortarme el servicio y
a dar unilateralmente por finiquitado el contrato, dejándome sin servicio en mi
establecimiento, abusando así de su privilegiada situación de exclusividad.
Todo ello porque era frecuente el suministro de la mercancía
sin ningún tipo de embalaje, con faltas continuas en el suministro y faltas de
abono en los invendidos devueltos.
Con cada incidencia se mandaba una reclamación, que nunca
era atendida llegándose hasta el extremo de primero prohibirme por escrito la
comunicación con la distribuidora y luego sancionarme suspendiéndome el
servicio.
Por todo ello presenté una demanda judicial en solicitud de
Medidas Cautelares Previas, que llevó a la inmediata reposición del servicio
mediante un Auto judicial y paralelamente presenté una nueva demanda por Daños
y Perjuicios que culminó en febrero de este año con un acuerdo extrajudicial
por el que la empresa demandada me indemnizaba con 5.000,00€ a condición de no
ir a juicio.
Este hecho, del que deduzco que buena parte de los pequeños
negocios de prensa y revistas están afectados por abusos similares, es
reprobable en todos los sentidos, porque dichas multinacionales fijan sus
propios márgenes comerciales, y también perciben unas cuotas fijas semanales
por la distribución de sus artículos, todo ello abusando de esa exclusividad
que tienen y que impide al autónomo poder elegir a otra distribuidora si así lo
desea.
Quiero con este nuevo escrito hacer una llamada al sufrido
pueblo llano, a que no se deje amilanar, por muy grande y poderosa que sea la
otra parte, y que hay que tener fe ciega en la justicia, siempre que las
demandas sean justas y legítimas.
Yo, que soy un ferviente admirador del papa Francisco,
suscribo totalmente un artículo reciente sobre su figura: “Critica el sistema
capitalista porque descarta a los más débiles, arremete contra los
fundamentalismos, denuncia la corrupción de los políticos y la avaricia
depredadora del sector financiero”
Si permitimos que nos impongan tasas judiciales por acudir a
defender nuestras causas ante los tribunales e incluso si toleramos
cándidamente que nos cierren los Juzgados, es como permitir que nos arrebaten
ya lo único que nos queda: nuestra dignidad.
¡Nuca lo permitamos!.
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